Harland "El Coronel" Sanders y su famoso pollo frito (KFC)

Muchos sueñan con alcanzar el éxito, pero pocos lo imaginan empezando a los 65 años, con una receta en la mano y miles de puertas cerradas.
La historia de Harland David Sanders, mejor conocido como el Coronel Sanders, no es solo la de una marca de pollo frito: es la historia de una vida marcada por la perseverancia, la reinvención y la fe inquebrantable en una idea.
A continuación, te contamos en cinco momentos cómo un hombre con más fracasos que logros logró construir uno de los imperios de comida más grandes del mundo: KFC.
1. De orígenes humildes a espíritu resiliente
Harland Sanders nació en 1890 en una pequeña granja de Indiana, Estados Unidos. Su infancia fue marcada por la necesidad: perdió a su padre a los seis años y tuvo que aprender a cocinar para cuidar de sus hermanos mientras su madre trabajaba. Sin una educación formal completa y con múltiples fracasos laborales a cuestas, desde vendedor de seguros hasta bombero, Harland parecía destinado a una vida de oficios pasajeros. Pero algo se forjaba en silencio: una determinación inquebrantable y una receta de pollo que años más tarde conquistaría al mundo.
2. La necesidad que se transformó en legado
En sus 40s, mientras administraba una pequeña estación de servicio en Kentucky, Sanders comenzó a preparar platos para los viajeros que paraban a cargar gasolina. Su pollo frito con una mezcla secreta de 11 hierbas y especias rápidamente ganó fama entre los clientes. No tenía restaurante ni cocina profesional, solo una mesa improvisada y un sartén. Lo que comenzó como una forma de complementar sus ingresos se transformó en una idea poderosa: su receta era lo suficientemente buena para cambiar su vida.
3. Primeros pasos, cientos de rechazos
Con más de 60 años y pocos ahorros, Harland tomó su receta y comenzó a viajar por Estados Unidos ofreciendo su concepto de franquicia. Tocó más de mil puertas, y recibió más de mil rechazos. A su edad, la mayoría habría renunciado. Pero Sanders no se rindió. Finalmente, en 1952, convenció al primer restaurante de incluir su pollo en el menú, y así nació la primera franquicia de "Kentucky Fried Chicken". El modelo funcionó, y poco a poco, otras franquicias se unieron. Había creado algo replicable, escalable y auténtico.
4. El sabor del éxito tardío
En menos de una década, KFC se expandió por todo Estados Unidos y cruzó fronteras. En 1964, a los 74 años, Sanders vendió la empresa por 2 millones de dólares (más de 18 millones actuales), pero se mantuvo como imagen y embajador global de la marca. Su rostro y su traje blanco se convirtieron en símbolo de perseverancia, autenticidad y sabor. Harland Sanders demostró al mundo que nunca es tarde para comenzar, que una buena receta puede cambiarlo todo, y que los grandes imperios también nacen en las estaciones de gasolina.
5. De una receta casera a un imperio global
Hoy, KFC es una de las cadenas de comida rápida más grandes y reconocidas del planeta. Opera en más de 150 países y territorios, con más de 29,000 restaurantes en funcionamiento. La marca es parte del conglomerado Yum! Brands, junto a otras gigantes como Taco Bell y Pizza Hut. Solo en 2023, KFC generó ingresos superiores a los US$30 mil millones a nivel global. Miles de personas trabajan en la cadena directa o indirectamente, y cada día se sirven millones de piezas de pollo inspiradas en la receta original del Coronel Sanders. Su legado no es solo culinario: es una muestra viviente de cómo una idea, combinada con resiliencia, puede cruzar fronteras, culturas y generaciones.